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Hoy voy a tratar un tema muy polémico, tanto o más que ese que trae de cabeza a tantos DJ’s que defienden que pinchar con vinilo es mejor que pinchar con ordenador, o que una controladora que sincroniza las canciones automáticamente o usar Spotify no es para DJ’s de verdad. Sí, hoy hablo de cómo grabar vídeo profesionalmente. ¿Mejor con cámara de vídeo o mejor con cámara de fotos?

Yo estudié Producción de Audiovisuales, Radio y Espectáculos, hice varios cursos de operador de cámara, después trabajé en varios canales de televisión… Y empecé a grabar con cámara de vídeo, pero de vídeo vídeo, de esas de 8 kilos que te tienes que poner al hombro. De hecho, en la teoría te lo explicaban todo muy bonito, pero la realidad era que nadie te preparaba para llevar ese aparato realmente.

Recuerdo la primera vez que me tocó trabajar después de las típicas prácticas en las que, reconozcámoslo, no haces nada. Estuve trasteando con los controles, porque por si alguien no lo sabe, en estas cámaras todo era manual, y cuando llegó el momento de la acción me costó acostumbrarme, pero oye, con la ilusión y las ganas de alguien de 18 años todo se pasa. Pero el verdadero problema vino al día siguiente…

Unas agujetas, un dolor de espalda… Eso fue tremendo. Pero como digo, un paracetamol y a volver al curro. Así hasta que fui por primera vez a un fisioterapeuta, me dijo que tenía microcontracturas, luego me empezaron a salir contracturas importantes, después problemas de cervicales y hasta hoy sigo padeciendo las consecuencias de haber llevado cámara al hombro durante muchas horas. Ahora veo adolescentes con cámaras réflex, semiréflex o sin espejo y me da una envidia…

Pero a lo que vamos. Las cámaras ENG con las que he trabajado toda mi vida profesional para televisión, aparte de pesadas, ni por asomo grababan en HD, Full HD ni mucho menos en 4K. Por tanto, la calidad, que ahora parece que no pero se nota, era inferior. Me consta que actualmente esto ha cambiado y algunos modelos se han adaptado, pero aún así dudo que puedan ofrecer la calidad de una cámara sin espejo, por ejemplo, como esas de Sony tan molonas que tienen por ahí los niños ricos.

Las cámaras ENG tienen un triple sensor, con tres CCD’s que es la sucesión de los tubos de cámara, y tres canales de señal RGB. Si no entendéis lo anterior no pasa nada, no voy a aburrir explicándolo. La óptica es intercambiable, se puede adaptar la luminosidad perfectamente, tienen aros de foto, de iris, de zoom y los balances de blancos suelen ser manuales. Las que he usado yo han tenido 2 únicas memorias, no sé si llamarlos perfiles de cámara porque serían parecidos pero no iguales a los que os explicarían en cualquier clase o tutorial de youtuber sobre fotografía y vídeo.

Se puede conectar micrófono, que va sujeto a la cámara, y también tienen al menos un par de entradas para micros de mano o cualquier otra entrada de audio que se quiera conectar. La salida de vídeo por BNC suele ser muy útil sobre todo para retransmisiones en directo y las baterías suelen durar bastante.

Por otro lado, las cámaras semiréflex yo creo que no podrían competir de ninguna de las maneras, y las réflex, aunque algunos modelos se acercan, tampoco. El asunto está en las cámaras sin espejo y en todo caso en las cámaras de formato completo, eso que dicen por ahí de full frame, porque realmente si comparamos los modelos es muy difícil distinguir el resultado.

Por tanto, y para no alargar esto demasiado, las ventajas de las cámaras profesionales tipo ENG se podrían resumir en que, como su calificativo dice, son profesionales y solamente están diseñadas para grabar vídeo. Eso supone que los controles manuales permiten hacer todo cómodamente y además, si las has probado, notarás que llevarlas al hombro implican una estabilidad alucinante.

Que sí, que hay aparatejos para colocárselos en el cuerpo con las cámaras pequeñas, pero no es lo mismo. Por otra parte, las cámaras réflex o las sin espejo son pequeñas, al tener menos peso tienen menos estabilidad y, personalmente eso no me gusta, me resulta odioso. Sé que algunas llevan ya la estabilización electrónica incorporada y bueno, a lo mejor eso soluciona el inconveniente, pero no tener el control absoluto sobre lo que grabas me resulta un tanto incómodo. Además, tardas mucho más en hacer balance de blancos, no puedes controlar el enfoque al detalle con una mano y ni de coña en lugares con mucha luz porque refleja…

Y seguro que alguien me dirá que puedes acoplar pantallas o monitores para verlo todo mejor, pero entonces ya tienes que ponerte artilugios en el cuerpo y eso va a restar agilidad en cualquier situación. Por ejemplo, si como era mi caso, tienes que grabar carreras de coches o de motos, o competiciones deportivas donde debes moverte con rapidez, si llevas una cámara ENG al hombro y te toca correr, puedes hacerlo sujetándola con una mano que introduces en la correa de la óptica, pero con una cámara pequeña si te colocas una pantalla externa, micro, y aparatejos varios a nada que te mueves se te puede caer y causar un estropicio.

Entonces ¿Qué es mejor, una cámara ENG grande y profesional para vídeo o una cámara pequeñita réflex o sin espejo? Pues como diría en el caso de los DJ’s que pinchan con vinilo o los que usan un portátil si el resultado es similar cualquiera de las dos opciones sería válida. Aunque he de reconocer que muchos tenemos envidia de quienes no han pasado por la dificultad de manejar una cámara de vídeo para grabar vídeo porque usan su aparato en automático y no sacan malos productos.

La cuestión dependerá más de quien maneje la cámara, porque me canso de repetir que al igual que por comprarte una controladora y usar el Virtual DJ no te puedes considerar DJ, por comprarte una cámara sin espejo de 3000 euros con un objetivo de 2000 no te puedes considerar fotógrafo. El intrusismo laboral es el que nos está jodiendo a todos los profesionales que llevamos muchos años en este mundillo.

Y es una pena, porque desde que grabar vídeo está al alcance de cualquiera que tenga dinero y tiempo libre se están metiendo individuos tan sumamente penosos y tan sumamente posturetas que si partimos de que no es su profesión y por tanto como no viven de ello ni pretenden vivir de ello no cobran nos están quitando el trabajo a los demás. Pero bueno, ese tema ya lo trataremos otro día.

Primera parte de Gaia.

El espectáculo del iceberg en Expo Zaragoza 2008 pretendía dar un toque de atención sobre la responsabilidad del hombre en la situación actual del planeta y sobre su necesaria implicación para dar un giro decisivo a un panorama futuro que se prevé desolador.

¿Y si la pandemia del coronavirus es una señal de la Madre Tierra para que paremos el mundo y nos demos cuenta de cómo lo está maltratando el ser humano? Quizás fuera cierta la hipótesis Gaia de James Loverlock.

Este químico escribió en 1969 que la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un sistema donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, la composición química y o la salinidad en el caso de los océanos, de tal manera que se comportaría como un sistema autorregulado que tendería al equilibrio.

¿Y si eso está ocurriendo ahora? Yo creo que nadie tiene la respuesta, lo que está claro es que poner el planeta en pause ha servido para reducir la contaminación incluso más de un 90% en algunas zonas, para que otros seres vivos se hayan abierto camino en territorios que antiguamente les pertenecían donde ahora hay civilización o para que la naturaleza se haya abierto paso en lugares conquistados por el ser humano.

Segunda parte de Gaia.

ACTUALIZACIÓN 2021: como curiosidad y por si te sirve de lección con este vídeo aprendí que el esfuerzo no sirve de nada en redes si no inviertes dinero en publicidad. Estuve cerca de un mes preparando estas dos partes con la música original del espectáculo que quienes estuvimos allí la recordaremos siempre, buscando información, recopilando datos… Para que luego apenas vieran el resultado un centenar de personas.

Todo listo y perfectamente calculado, hasta la hora de la publicación, para remover sentimientos y alcanzar el éxito pero… Nada. Tan solo un par de personas me escribieron para decirme que se les habían puesto los ojos llorosos con el escalofrío de ver de nuevo el iceberg. Probablemente no serían las únicas, pero es tan cierta la frase esa de tener un reloj de oro en un trastero en lugar de comprar un escaparate en pleno centro de la ciudad… En fin. No cometas mi error.

En 2016 la sociedad vivió una transformación enorme. En mi trabajo como fotógrafo de eventos por primera vez comenzaron a negarme fotos cuando me acercaba para realizarles una con sus amigos de fiesta, empecé a recibir mensajes de haters por redes sociales, poco a poco los insultos y las burlas de jóvenes que no me conocían de nada se fueron convirtiendo en amenazas, tuve mi primer intento de robo con violencia en una discoteca… ¡Incluso me persiguieron hasta la puerta de mi casa navaja en mano! Pero lo que más me llamó la atención fue el surgimiento de una corriente “feminista” desconocida hasta entonces para mí.

Recuerdo perfectamente la noche que sucedió mi primer contacto con un surrealismo que aún a día de hoy sigo sin entender. Fue en febrero de 2016. Durante la semana fin de exámenes, en una de las discotecas donde más trabajaba montamos una fiesta universitaria en la que la locura era la protagonista. Desfase, alegría y buen rollo era lo que prevalecía entre jóvenes de 18 a 25 años. Y en cuanto a las fotos eran, sin duda, los más agradecidos hasta entonces.

Hacia las 3 de la mañana una estudiante de Magisterio que conocía me hizo un gesto para que fuera hacia su grupo de amigas a hacerles la foto correspondiente. A duras penas conseguí hacerme hueco entre la multitud y cuando llegué disparé a quienes posaron. A continuación, una de las chicas se me acercó con aires de superioridad para decirme algo así como “ya estarás contento con lo guapas que somos eh”. Yo sonreí porque de todos es sabido que ante comentarios así digas lo que digas puedes quedar mal.

Cuando me encontraba con una cuadrilla donde alguien era fotogénico lo normal era acercarse hacia esa persona y entablar una conversación para terminar proponiéndole hacerle una foto en solitario. Esto siempre subía el autoestima hasta las nubes y después se escuchaba algo del tipo “¡El fotógrafo se ha fijado en mí!”. Era habitual que me pidieran el número de teléfono y casi siempre terminábamos siguiendo en Facebook, hablando por WhatsApp y quedando para alguna sesión de fotos. En este caso no fue así.

Al dirigirme a la chica que en mi humilde opinión era muy fotogénica para sugerirle posar sola su reacción fue extrañamente desproporcionada. Comenzó a gritar “¿Pero tú qué te has creído, que soy tu marioneta? ¡Ya basta de que tú y machirulos como tú os aprovechéis de las mujeres! ¿Te crees más hombre por pedir fotos a chicas? Seguro que te harás pajas todas las noches al llegar a casa… ¡Me das asco! ¡No deberías estar vivo! ¡Machista de mierda!”.

Lo reconozco. No supe reaccionar y me quedé paralizado. Imagínate la situación. Yo, que durante los anteriores 10 años había pedido fotos individuales habitualmente los cientos de noches de fiesta que había trabajado como fotógrafo, de repente me encontré con alguien a quien no solo le molestaba sino que me insultaba gritando y provocando que la gente de alrededor mirara la escena.

Pensé que la muchacha estaba borracha, pero no. Me asusté realmente cuando sus amigas se unieron a la retahíla de improperios tratándome de salido, de putero y de machista. ¡A mí, que precisamente días antes había participado en un taller feminista! ¡A mí, que había estudiado la historia del feminismo en la literatura durante asignaturas optativas de la universidad! ¡A mí, que me consideraba tan feminista que me apuntaba a todos los cursos sobre feminismo que encontraba porque me parecía una injusticia lo que se vivía en otros países! ¡A mí, que había escrito decenas de páginas sobre feminismo e incluso había formado parte de la organización de manifestaciones! Increíble.

La frase que colmó mi paciencia fue “debería darte vergüenza traficar con el cuerpo de las mujeres”. Y al recriminarle por qué decía eso volvió a gritar y directamente vino una persona de seguridad para aconsejarme que me alejara para evitar problemas mayores.

Tal cual llegué a casa puse a investigar en internet por qué la chica podría haber soltado semejantes acusaciones. Puse en Google todas las palabras clave que se me ocurrieron para averiguar si existía en algún documento alguna relación entre fotografía y machismo y solamente encontré los típicos casos de acosos sexual provocados por cincuentones enfermos mentales en sesiones de fotos a modelos. Así que mi conclusión fue que la chica tendría alguna enfermedad mental y sus amigas, producto de los efectos del alcohol, se habían unido al creer que yo la había atacado de alguna extraña manera.

Lo que no sabía es que esa iba a ser la primera vez de miles que me enfrentaba a situaciones así. Apenas un mes más tarde comenzaron las amenazas por parte de novios que prohibían directamente que yo hiciera fotos a sus novias como si ellos fueran los amos de sus decisiones. En ocasiones estaba hablando con una chica y, de repente, se interponía el que decía ser su novio para separarnos, amenazarme con frases del tipo “déjala tranquila o te parto la cara” y ella se callaba completamente sumisa.

Las primeras veces que hablaba con chicas que me habían pedido el número para hacerles sesiones de fotos y respondían sus novios me resultó tan sumamente desagradable que durante meses creí estar volviéndome loco.

¿Cómo era posible que el novio de una chica cogiera su móvil para directamente insultarme y bloquearme en el WhatsApp y todas las redes sociales existentes? ¿Qué le importaba que su novia quisiera hacerse una sesión de fotos? ¿Por qué alguien que supuestamente te quiere ha de prohibirte hacer algo?

Lo peor fue cuando esto se traslado a mi trabajo. En pleno boom de eventos nocturnos con marcas de alcohol yo, como mánager de Tilllate España en Aragón, me afanaba por conseguir azafatas de imagen para las promociones. Ofrecía trabajo a todas las chicas que a mi parecer tenían posibilidades por el físico que desgraciadamente exigían las marcas (talla de pantalón 38 básicamente, luego cada comercial tenía sus manías en cuanto a corte de pelo, tatuajes, joyas, etc.). Y lo que jamás me hubiera podido imaginar es que ellas rechazaran entre 60 y 120 euros horas antes del inico de la fiesta porque a sus novios no les parecía bien que trabajaran repartiendo regalos en un bar.

Así se inició un bucle sin salida. Tan solo las azafatas que tenían una experiencia importante trabajaban en las fiestas que yo me ocupaba de coordinar. Mis esfuerzos por poponer trabajar de azafata de eventos a chicas que por algún motivo creía que podrían llegar lejos se convirtió en una ruleta rusa donde el 90% de veces ninguna quería quedar para hacerle la entrevista personal y contarle el funcionamiento de su labor. Lo peor es que del otro 10% casi todas exigían ir acompañadas con sus amigas.

Ahí fue cuando descubrí que era inútil no quedar a solas, porque para conocer a una persona en todo proceso de selección para un trabajo ante una pregunta típica de “qué harías si te encuentras en tal situación” la inseguridad al responder provocaba que la candidata mirara a su acompañante y su acompañante respondiera antes llevando a ésta a opinar lo mismo. Por tanto, sin saber la opinión propia y demostrando un pensamiento crítico prácticamente nulo era extremadamente arriesgado seleccionar a chicas que psicológicamente no estaban preparadas para desempeñar una labor de cara al público.

Y conforme han ido pasando los años la situación se ha visto agravada. Si hasta 2016 la totalidad de las chicas a las que proponía trabajar en promociones de marcas no dudaban en aceptar mi propuesta, a día de hoy tan solo un 30% aceptan informarse y ni siquiera el 2% acepta quedar para una entrevista de trabajo. Eso implica unas dificultades tremendas para lograr mantener una lista ya no de más de 200 chicas que estaban en activo en 2016 solo en Zaragoza, sino ni siquiera 4 o 5 que tristemente permanecen en el documento de Excel y que debido a su dilatada experiencia continúan trabajando por pura vocación.

En cuanto a hacer fotos la cosa no va mejor. Sobre todo con las nuevas generaciones, las chicas menores de 20 años, resulta complicadísimo generar una conexión porque si no se han acostumbrado a ver a un fotógrafo de eventos desde pequeñas tal cual me acerco huyen temerosas de que les pueda meter mano o incluso robar. Los ideales feministas separatistas les han inculcado que cualquier varón desconocido es malo y si a eso se le une la vergüenza y la inmadurez el cóctel es tremendamente triste a la par que alarmante.

Ojalá esto cambie algún día y sea antes de que me jubile porque se echa de menos todo por lo que me hice fotógrafo de fiestas.

Hoy hace 15 años que por primera vez en mi vida pisé Huesca y desde entonces todos los meses de agosto sin excepción he ido a trabajar, de una manera o de otra.

En 2006 fue gracias a la peña La Parrilla y una discomóvil que ya ni existe, y me va a costar resumir la historia sin emocionarme, pero creo que este es el año de echar la vista atrás.⠀

En realidad aquel 9 de agosto podría haber ido a Huesca o a cualquier otro sitio. Con la ilusión de ser un DJ famoso puse un anuncio en los periódicos donde te dejaban poner anuncios gratuitos para ganarme un dinerillo y me llamó un tipo que quería «hacerme una prueba» para trabajar en su discomóvil. Yo, inexperto completamente de cara al público, aunque había trabajado ya en un par de empresas antes, acepté y monté en su furgoneta creyendo que esa iba a ser mi gran oportunidad.⠀

Pero la realidad fue muy distinta, el jefe me estuvo controlando toda la noche y no me quedó otra que seguir sus órdenes. En las otras dos discomóviles me habían soltado a mí solo sin ningún tipo de consejo ni directriz, como si los DJ’s naciésemos aprendidos: «este es el maletín con los CD’s y tienes que estar en tal sitio a las 12», sin más. Aquí me tocó montar, desmontar, pinchar y hablar por el micro, que eso a mí siempre me hacía perder la vergüenza. Pero con demasiada presión.⠀

Pocas veces he pasado tanto frío como aquella noche. Aprendí que en una peña el cumpleaños feliz de uno de sus socios es más importante que saber mezclar las canciones, que si pones el Chacachá del tren ya juntas a la gente para bailar después Paquito El Chocolatero y que el primer día de fiestas a las 4 de la mañana llevan tantas horas bebiendo que se van a dormir.⠀

Al año siguiente fui con el bus porque no tenía carné de coche y el resto, ya como fotógrafo, me enamoré de la fiesta de Huesca y de su gente, primero en la explanada del Pacio de Congresos y después… Os cuento en el siguiente post. Aquí podéis ver la foto con el móvil de 2 megapíxeles de mi estreno, otras de la peña Alegría Laurentina y un par del último año gracias a @satusonic.

Si me seguiste en mis inicios en Instagram recordarás que planteaba las preguntas que me hacía de camino a las fiestas a través de unos gaticos muy simpáticos. Te muestro algunas de ellas para que reflexiones.

¿Te has preguntado alguna vez en qué piensan los gatos cuando miran al infinito? Quizás aquí halles la respuesta…

Todas las tardes del 14 de agosto de los últimos años la peña @nogaracalatayud ha sido mi casa. Aunque si no recuerdo mal allá por 2011 fue cuando la pisé por primera vez, durante los primeros años nunca estuve más de una hora porque por alguna razón que a día de hoy sigo sin saber quienes se encargaron de Tilllate hasta que cogí yo el mando en 2015 me decían que el acuerdo era de una hora en #ElCachirulo y una hora en la #Nogara y a mí… Ya sabéis que si no puedo compatibilizar un pueblo con otro si echo la noche la echo bien, para mí los horarios no existen mientras haya fiesta y buen rollo.⠀

Llegar a primera hora de la tarde con todo el solazo a la carpa para recibir a los nogareños antes de iniciar el recorrido hasta la plaza para mí siempre ha sido uno de los momentos más emotivos. Año tras año, conforme va acudiendo la gente, se van sucediendo las típicas conversaciones de «¿Qué tal te va?» con personas que únicamente veo esos 4 o 5 días de fiesta de los 365.

Unas veces me cuentan también su vida, sus pequeñas alegrías y sus penas, otras compruebo cómo van creciendo sus hijos, sus primos o sus sobrinos y me piden fotos que les hago pensando que algún día, cuando sean mayores, las conservarán en algún disco duro viejo y se seguirán acordando de mí como yo de ellos. Son pequeños instantes en los que algo inexplicable hace «clic» y pienso «otro año más trabajando como fotógrafo de fiestas, ojalá no me jubilara nunca», y me vienen a la mente personas que ya no están.⠀

Y es que diez años dan para muchas anécdotas que no caben en estas líneas, tanto en el escenario como con algunos miembros de la peña, pues en todo este tiempo he conocido gente maravillosa. Y tocapelotas también. Pero la Nogara es una montaña rusa de sentimientos, desde el momento después del chupinazo cuando deseas «que pase San Roque cuanto antes porque me muero de calor y llevo la cabeza como un bombo entre bombos» hasta el cierre de la discomóvil cuando dices «¿Y ya se acaba? ¿Tan pronto?».

Claro, que en 2011 también estuve en la peña El Cachirulo y eso fue espectacular. Una fiesta de Maxima FM que recuerdo como si hubiera sido ayer y en la que jamás me habría imaginado una carpa tan grande para una peña. Cientos de personas a las que fotografiar después de recorrer más de 1.000 kilómetros en un día y teniendo que trabajar al día siguiente de fiesta en fiesta fue uno de esos retos que cuando los superas te sientes más fuerte.

En 2010 me hice cargo de Maxima FM como locutor y tuve la oportunidad de hacer mis primeros pinitos como coordinador siendo consciente de que algo grande se había creado. Semejante responsabilidad me obligaba a estar pendiente de cualquier fiesta relacionada con la emisora que se hiciera en cualquier parte de España y teniendo a #Calatayud a poco más de 2 horas de mi casa en Alcañiz (Teruel) tenía que ir sí o sí. Así que tras las carrozas de no sé cuántos pueblos y los toros de fuego de #Caspe cogí el Renault 4 Latas de mi padre, ese que no superaba los 80 por hora, y emprendí el viaje hasta la #peña con el mapa de papel. ⠀

Lo confieso, probablemente fue el primer día de mi vida en el que recorrí más de 1.000 kilómetros de fiesta en fiesta y cuando iba por Zaragoza, pasadas las 2 de la madrugada, pensé en volver porque no sé qué coño hacía en medio de la autovía justamente en la mejor hora de la noche sabiendo que a las 5 debía volver para estar antes de las 8 en la radio con toda una jornada por delante sin dormir. Pero mereció la pena y los años siguientes no dudé en apuntarme a estar todas las noches que pudiera en El Cachirulo.⠀

Esta peña supuso para mí darme cuenta de la «conexión» existente entre #pueblos y #cuidades como #Zaragoza y #Teruel desde donde acudían autobuses enteros. Reencuentros con personas que un día conocí en un pub de #pueblo, luego vi en #Salou, después en una #discoteca maña y por arte de magia aparecían en medio de la #carpa. Para mí no hay #festival que supere el hecho de que a cada paso te reconozcan, te saluden, te abracen y te den las gracias por las #fotos.

Cuando volvía a casa, amaneciendo, pensé que siempre me querría dedicar a trabajar de fiesta, que si hasta 2011 había estado como DJ recorriendo un montón de pueblos esto de ser fotógrafo de eventos me permitía interactuar directamente con el público, hablar, coger sus números de teléfono o su Tuenti para seguir mantieniendo una relación que reactivar cada año…

Si todo hubiera sido tan bonito para siempre hoy sería feliz. Fue una lástima que la sociedad fuera cambiando poco a poco hasta ser más cerrada y un día arrasara con todo una pandemia mundial. Supongo que será cuestión de etapas y de saber sobreponerse a las dificultades, pero mis inicios en Calatayud no los cambio por nada.

Maxima FM en Alcañiz, la era dance de la ciudad a los pueblos

En 2009 comenzaba la andadura de Maxima FM Bajo Aragón y la fiesta de inauguración tuvo lugar un viernes de septiembre, coincidiendo con las fiestas patronales de Alcañiz (Teruel). Más de 3.000 personas bailaron por primera vez al ritmo de la radio dance líder del país y esta primera parte del aftermovie que realicé para la ocasión se centra precisamente en eso: el público, ya que sin los miles de personas que acogieron tan bien una emisora centrada en los ritmos de la música electrónica el esfuerzo de quienes la pusimos en marcha no hubiera tenido sus frutos.

Dani Moreno, que presentaba el morning show de Maxima FM, Miguel Ángel Roca y José Manuel Duro como principales representantes se desplazaron hasta la capital bajoaragonesa para demostrar por primera vez que en un pueblo también se puede sentir y vivir la música al máximo. Además, también se iniciaba una gira en la que participaban decenas de artistas entre gogós, malabaristas, lanzallamas, bailarines, zancudos y un sinfín de personajes propios de los grandes festivales que se subieron al escenario más grande jamás montado en Alcañiz.

Los DJ’s y el ambiente que se vivió en la primera fiesta de Maxima FM Bajo Aragón son los protagonistas de esta segunda parte del aftermovie. Como podrás observar, mucho han cambiado las tendencias en cuanto a los aftermovies. Este lo realicé con la cámara ENG al hombro, 8 kilos durante más de 8 horas que, sin darme cuenta, tuvieron sus consecuencias años más tarde. Ni el ritmo ni las imágenes son comparables al resultado que se puede conseguir ahora mismo con cualquier cámara ya no de televisión sino réflex o sin espejo. ¡Hasta el iPhone graba mejor! Pero fue 2009 y eso era lo máximo que se podía conseguir.

En esta noche mítica pincharon Dani Moreno, que presentaba el morning show de Maxima FM, Miguel Ángel Roca y José Manuel Duro. Además, gogós, malabaristas, lanzallamas, bailarines, zancudos y un sinfín de personajes propios de los grandes festivales se subieron al escenario más grande jamás montado en Alcañiz. Fue la prueba de fuego para todo el equipo y el resultado fue espectacular.

Maxima FM en Calanda, la llegada del fenómeno en Sábado Santo

Las doce menos cuarto en el reloj. Público haciendo cola en el exterior del pabellón desde las ocho de la tarde para entrar a la primera fiesta de Maxima FM Bajo Aragón en Calanda (Teruel). A punto de completar el aforo y cerrar la venta de entradas. Y yo, bajo la lluvia, con mis dos teléfonos móviles sin parar de sonar. Así viví el comienzo de esta segunda fiesta en la que participaba.

En este vídeo puedes ver el inicio de la fiesta con el DJ Agus Loscer, que conocí en las fiestas de Maxima FM del Anfiteatro Expo Zaragoza y Maxima Independance, y la entrevista a Miguel Ángel Roca, uno de los DJ’s más importantes dentro de la emisora cuya labor no solo se limitaba a tener un programa los viernes por la noche. Yo, como videógrafo oficial de Maxima FM. ¡Joder, qué responsabilidad esto de representar a una emisora líder en toda España! Así empezó una fiesta que haría historia.

¿Un DJ nace o se hace? Es una de las preguntas a las que responde en este vídeo Miguel Vizcaíno, que se encargó de poner el ritmo a la última parte de la noche de la fiesta de Maxima FM Bajo Aragón en Calanda. Este DJ con familia aragonesa fue sin duda uno con los que más coincidí en pueblos.

Al ser “de la vieja escuela” y tener experiencia en todo tipo de lugares me caía simpático más allá de que gracias a él descubriera temazos de un par de géneros que no dominaba: el chill out y el deep house. Lo conocí en la sala Deluxe de Caspe (Zaragoza) junto a José Manuel Duro en una fiesta muy extraña en la que yo estrenaba cámara de fotos cuando todavía las marcas te dejaban probar sus nuevos modelos gratis y siempre recordaré una noche de domingo en septiembre de no sé qué año, en la Peña El Cachirulo de Calatayud, cuando fui de fotógrafo, y nos quedamos hablando hasta el amanecer teniendo yo examen de no sé qué literatura a las diez de la mañana. Lo curioso es que saqué sobresaliente aún yendo sin dormir.

Anécdotas aparte, en Calanda manejó al público de maravilla y disfrutó como nadie. Yo diría que fue la primera vez que lo vi suelto, gozando cada minuto en cabina y contentando al público cuando más alcohol llevaba encima. Si eres DJ o te gusta la música electrónica te recomiendo que veas la entrevista completa.

Que te den una dirección de correo electrónico en la que la firma sea “Coordinador de Maxima FM” debajo de tu nombre mola. Pero he de reconocer que mola más que te den otra en la que ponga “Coordinador de 40 Principales”. Y ya con la de “Coordinador de Cadena Dial”, recibiendo a diario información privilegiada de cualquier artista nacional o internacional de habla hispana… Eso es otro nivel.

¿Y eso que supone? ¿Que a partir de esta fiesta de Maxima FM en Calanda cobraría más? ¿Que el ascenso supondría tener el privilegio de viajar a los estudios de Madrid cuando quisiera para seguir aprendiendo? ¿Que me regalaban un Mercedes, un Ferrari o un Porsche? ¡Qué menos que un descapotable para presumir!

Pues no, nada de eso ocurrió. Pero estaba tan ilusionado con mi nuevo cargo que no pensaba nada más que en hacer las cosas bien. En esta tercera parte de la Fiesta de Maxima FM en Calanda puedes ver una continuidad de los dos vídeos anteriores con un final apoteósico al que se quedaron dos tercios de público, algo completamente inusual y yo diría que impensable a día de hoy.

De vuelta a casa, con el solazo de frente, me di cuenta de que Maxima FM me había enganchado desde dentro tanto o más que desde fuera y a partir de entonces me metí de lleno todavía más si cabe. Tenía sueños, alcanzables o inalcanzables, no lo sé, pero lo que tenía claro es que si mi pasión como DJ la podía juntar con mi pasión por la radio estaba en mi trabajo perfecto. La fotografía y el vídeo quedarían en un segundo plano. El placer de conectar con tanta gente a la vez, primero durante la semana y después de fiesta, era una sensación única que quería volver a vivir hasta el fin de mis días.

Alcañiz, un segundo aniversario de dos noches

Nadie sabe la de horas que empleé en organizar dos noches de festival. José Manuel Duro, Miguel Vizcaíno y como invitado especial Taito Tikaro. ¡Sonido Matinée en un pueblo! ¡El DJ que cada vez que iba El Plata Club, en Zaragoza, llenaba hasta el punto de quedarse muchísima gente fuera! ¡Uno de mis ídolos, de mis referentes como DJ! ¡Un tío que pinchaba a 4 platos, o mejor dicho, con dos platos y 4 CDJ con un dominio y una destreza que ya quisieran algunos!

Así es, en el segundo aniversario de Maxima FM Bajo Aragón decidimos apostar por una de las grandes figuras del panorama de la música electrónica. Pero la cosa no quedó ahí, nos propusimos hacer en lugar de una noche dos. ¡Viernes y sábado de fiesta! Sigo flipando a día de hoy con que lográramos semejante hito.

Como digo, aquí me di cuenta realmente de lo que costaba, tanto en tiempo como en dinero, diseñar un festival que fuera atractivo y que atrajera a la gente porque parte del equipo de las fiestas anteriores ya no estaba. Busqué animación por media España, realicé cientos de llamadas a compañías de teatro, gogós, empresas de espectáculos, discotecas de Ibiza…

Todavía conservo algún presupuesto en el buzón de correo electrónico. Conocí a fondo todos los documentos necesarios para llevar a cabo un evento de estas características, las exigencias de los DJ’s y cómo conseguir lo que pedían, desde lo relacionado con el sonido hasta la marca de cerveza para el camerino.

Podría escribir líneas y líneas contando el proceso, valorando de lo bueno lo mejor y dándome cuenta de que no se podían invertir 50.000 euros y que la mayoría de cosas que se me ocurrían para hacer historia sobrepasaban esa cifra. Gran labor la de los comerciales que consiguieron patrocinadores también, pero aun así he de confesar que no me quedé contento.

Yo quería ofrecer algo muchísimo más vistoso y de mucha más calidad que lo que se hizo, que estuvo muy bien, al nivel de las fiestas anteriores o incluso mejor, pero si llenas una plaza de toros con gradas incluidas a mi parecer la gente se merecía el máximo de la Maxima. Puto dinero, sí, puto dinero. Pero bueno, como podrás ver en este vídeo cosa mejor no se podía ver en todo Aragón ni durante todo el año.

Rubén Zambrano, Tony House, Floid Maicas y Agus Loscer fueron quienes se ocuparon de poner patas arriba la plaza de toros de Alcañiz durante la noche del sábado. Si algo hay que destacar en esta segunda parte del segundo aniversario de Maxima FM Bajo Aragón es que ya hay una evolución del aftermovie.

En 2011 quise ser el mejor y para ser el mejor había que dejar de hacer vídeos de media hora para concentrar todo en apenas unos minutos. Cinco minutos tiene de duración este vídeo. ¡Increíble que fuera capaz de concentrar 8 horas en 5 minutos! Y eso te aseguro que hoy muy pocas personas lo aguantan.

Había que imprimir ritmo en las imágenes para que fueran más acordes con la música, pero al mismo tiempo mis referentes tanto en discotecas de Salou como de Pamplona o Zaragoza se negaban a cambiar su manera de grabar. ¿Entonces qué debía hacer? ¿Dejarme llevar por los vídeos que veía en un primitivo YouTube o continuar con lo que hacían los demás videógrafos?

Decidí meter entrevistas junto con imágenes para enriquecer así el aftermovie y cortes de un programa de televisión que hacía por aquel entonces de reportajes en fiestas que duró muy poco porque no teníamos patrocinadores. Yo creo que esto estaba bien y siempre sumaba para lograr resultados óptimos, pero lo cierto es que parece que era el único que opinaba así.

La fiesta de Maxima FM en Calanda como un reto de superación

¿Qué es una “FIESTA MÁXIMA”? Es la pregunta a la que intentábamos responder al ver su poder de atracción. Alegría, diversión, musicote… Una combinación de muchos elementos hacía que miles de personas escucharan la radio y acudieran a las fiestas de la emisora. Por segundo año consecutivo Calanda acogió una fiesta con tres DJ’s que hicieron bailar a los calandinos y a los visitantes de media España que habían acudido en plena Semana Santa a ver el acto de la rompida de la hora. Impresionante.

Aquí toca mezclar fragmentos de una entrevista interesantísima con el espectáculo propio de cualquier fiesta de Maxima FM. Espero que lo disfrutes.

Para mí esta no fue una fiesta cualquiera. Conocí a JL García, la voz que a día de hoy seguimos escuchando en Aragón, antes en Maxima FM y ahora en Los 40. ¿Quién me iba a decir a mí que un año más tarde en las fiestas del Pilar de Zaragoza iba a ser pieza fundamental en el desarrollo de mi labor como fotógrafo en “The Last Festival”, que así se llamó el recinto Expo? Solo tengo buenas palabras para este DJ.

Pero esta fiesta también fue especial por otro motivo. Trabajé durmiendo una hora al día desde el miércoles a las 6 de la mañana hasta el domingo a las 10 de la mañana para radio, televisión, periódico y webs en plena Semana Santa recorriendo prácticamente los 9 pueblos de la Ruta del Tambor y del Bombo.

Además, estuve tan loco de que cuando terminaba me iba a trabajar de fotógrafo a otras fiestas, ni me explico cómo no me dormí la noche anterior en los quintos de Castellote, otro sitio a 45 minutos en coche. Eso supuso un desgaste físico tremendo, y con un problema de salud que se agravaba por momentos por pura casualidad aguanté hasta el final de la fiesta. Me tomé el último Red Bull de mi vida porque me causó un temblor tal que me costaba un montón mantener los 8 kilos de cámara al hombro y luego sujetarla con el brazo.

Me di cuenta, para bien o para mal, que debía elegir entre las fiestas de noche o los medios de comunicación y para mí comenzó una etapa en la que me quemé psicológicamente. Pero eso lo contaré en otro vídeo.

La llegada de Maxima FM a Caspe conmigo como DJ

Aunque había hecho el ‘warm up’ como DJ de las fiestas de Maxima FM durante 2012 y las anteriores del 2013 he de reconocer que estuve especialmente nervioso en mi estreno como DJ en Caspe (Zaragoza).

Pinchar en la misma mesa que Jose AM y Arturo Grao, del que me preguntaban si éramos familia porque mucha gente no distinguía entre ‘Grau’ y ‘Grao’ conllevaba una responsabilidad importante, pero hacerlo en el mismo lugar donde desde que tengo uso de razón había visto actuar a tantas orquestas, tantos grupos de música y había vivido tantas fiestas hasta con “jabalís de fuego” (esto igual solo lo entenderán los de Caspe)… Era algo distinto. ¡Y con ordenador portátil! Que hasta entonces siempre había usado CD’s.

En este vídeo puedes ver la fiesta de Maxima FM Bajo Aragón que tuvo lugar durante las fiestas de San Roque en Caspe en el año 2013. La cámara grababa en una pantalla ancha falsa y así se quedó el vídeo, no sabíamos cómo arreglarlo en la televisión. Aquí ya podrás comprobar que hay un cambio sustancial en cuanto al escenario, pero hubo que adaptarse al presupuesto.

Precisamente de eso estuvimos hablando al final de la fiesta. Resulta que con la quinta parte del presupuesto que nos habíamos gastado en las anteriores fiestas habíamos logrado prácticamente lo mismo. Y aquí vino la etapa de la depresión de quienes nos dedicábamos a esto. Nos dimos cuenta de que la mayor parte de la gente no se fijaba en la animación, en gogós, en zancudos, en malabaristas…

En definitiva en lo que ocurría encima del escenario. Habíamos intentado hacer partícipe al público con personajes que bajaban a pie de pista, pero la gente no terminaba de responder como se esperaba. Y del escenario resulta que nadie notaba ni que había menos luces, menos pantallas y menos volumen. ¿Entonces para qué gastar más si la gente no lo percibe? Yo creo que fue tal el desánimo que fue el principio de la decadencia de las fiestas de Maxima FM.

La Fiesta Máxima en 2014, el principio del fin

Impresionante la noche de las fiestas de San Roque de Caspe en la que Maxima FM estuvo presente. El público respondió desde primera hora de la noche, cuando fue mi turno como DJ, y Ramsés López ‘El Faraón’ junto a José Manuel Duro completaron una noche en la que para mí hubo un antes y un después. Por cierto… ¿Te había dicho que José Manuel Duro me pasó los primeros efectos de sonido que usé para crear cuñas de radio en Maxima FM? Un crack el tío.

He de confesar que recuerdo esta noche a duras penas por tres razones. La primera porque me ocurrieron una consecución de imprevistos que me obligaron a tener que poner un fragmento de una sesión mía pregrabada que llevaba de emergencia en el portátil cuando más público había.

La segunda porque antes de que terminara la orquesta tenía que estar en Chiprana, un pueblo a unos kilómetros donde me habían contratado como DJ.

Y la tercera, porque aunque participé en la organización de esta fiesta estuve más comedido, con menos responsabilidades y en un momento en el que me debatía entre elegir mi futuro en la fiesta o en los medios de comunicación.

Uno de los problemas al que nos enfrentamos quienes empezamos muy jóvenes en el mundo de la noche, por llamarlo de alguna manera, es la soledad rodeada de gente. Me explico. Yo había llegado a un punto en el que la gente me reconocía por la calle y me llamaba “el de Maxima”, “el de Los 40” o “el de la tele”.

Tenía el afecto ampliamente positivo de mi labor en todas mis facetas, el éxito profesional podría decir que me había llegado aunque tenía un margen de evolución muy amplio trasladándome a Madrid. Pero estaba solo. Solo con el significado intrínseco de la palabra ‘solo’.

Sin amigos con los que salir a tomar algo, sin novia con la que disfrutar del poco tiempo libre que tenía, sin familia que me apoyara en los aspectos en los que se necesita tener una familia detrás, sin una sola persona de confianza a la que confesar mis secretos… Y eso, cuando trabajas muchas horas al día y te desvives por el trabajo, por mucho que te guste, agota. Tanto físicamente como psicológicamente.

Esa fase me llegó acompañada por problemas de salud que me obligaron a dejar de lado parte de mis labores porque, literalmente, por mucho que me gustara lo que hacía me faltaba esa parte que necesitamos todos los humanos de una palmadita en la espalda, de hablar, de compartir tanto los momentos tristes como los momentos felices.

Fue un verano de toma de decisiones entre kilometradas en coche, unos meses en los que me planteaba que el trabajo como fotógrafo de eventos podía darme de comer y ser mi modo de vida. ¿Y si dejaba la radio y la tele para dedicarme solamente al mundo de la fiesta en todas sus vertientes? Todo el mundo me decía que esa soledad se acabaría algún día… ¿Alguna vez has sentido esa soledad y ese agobio? Este fue el principio del fin.

No es muy habitual pero suele sucederme, al menos 8 o 10 veces al año, que algún cubata volador caiga sobre mí, que alguna litrona lanzada al aire me dé o que algún borracho graciosillo haga como que tropieza conmigo y derrame el líquido sobre mi cámara.

Si la llevo protegida no me preocupa tanto; me basta con examinar a conciencia los agujeros de la funda para comprobar hasta qué punto puede haber ocasionado desperfectos. El problema es que si estos hechos suceden en un lugar donde no te lo esperas y no llevas ningún tipo de protección los males son dramáticos.

En la penúltima ocasión y una de las más graves sucedió que, casualidades de la vida, me encontré con una chica que hacía tiempo que no veía y durante la conversación previa a la foto desde mi lado izquierdo, no sé de qué manera ni por qué, un vaso impactó sobre el objetivo de mi cámara. En ese momento la tenía a la altura del pecho y rajó los dos anillos del zoom del objetivo a la vez que partió el anillo de enfoque.

Como alguna vez me lo han preguntado te voy a contar lo que hice para que si te pasa algo similar, estés de fiesta o trabajando en ella, veas que lo importante en todo momento es actuar con rapidez y tener un ‘kit de emergencia’ preparado para hipotéticos casos como este. Y sobre todo el control emocional, algo de lo que carecen la mayoría de las personas y que puede desencadenar problemas mayores.

1.

Al ver que el vaso ha impactado sobre la cámara o el líquido ha caído sobre ella estés haciendo lo que estés haciendo debes mirar hacia la dirección de donde ha venido y analizar la situación y las interacciones anteriores para descubrir al presunto culpable. En esta penúltima ocasión no pude ver directamente al chaval que lanzó el vaso porque varios tíos gigantes se pusieron en los 3 o 4 metros de distancia que había entre él y yo.

Únicamente vi que el personal de seguridad acudía hacia el sitio exacto y no averigüé si hubo una pelea y el vaso me cayó a mí por casualidad o fue algo intencionado (desde el cambio de la sociedad allá por 2016 que te mencioné hace unos meses suele ser lo segundo).

2.

No ir a por quien haya lanzado el vaso. Violencia 0. Sé que la reacción automática es girarse para cagarse en la madre que parió al individuo y pedirle explicaciones. Pero seguramente irá con amigos igual o incluso más tontos que él, así que la más mínima disputa puede acabar en una tragedia mayor porque en su carácter primitivo va impresa la agresividad.

Lo correcto es fichar al personaje y acudir al miembro de seguridad más cercano para tomar las medidas oportunas. Si no hay seguridad estás jodido, asúmelo. Y si el daño ha sido desmesurado llama a la policía para poner una denuncia sin perder de vista al culpable porque si lo pierdes te tocará esperar en la puerta hasta que salga.

3.

Apagar la cámara. Cualquier problema eléctrico puede provocar un cortocircuito y daños irreparables.

4.

Si estás hablando con alguien que te importa mínimamente dependerá de la gravedad del incidente el seguir la conversación o no. En este caso yo continué hablando porque vi que el personal de seguridad acudía al sitio y no me di cuenta de la envergadura de lo que había ocurrido.

En todo momento mantuve la calma aunque por dentro estuviera maldiciendo al susodicho, pero lo peor que puedes hacer es que alguien te vea alterado por una circunstancia que puede ocurrir y que forma parte de la lista de riesgos laborales que no está escrita en ningún sitio. (Y que nadie te va a pagar, claro).

5.

No te preocupes por la ropa. Seguramente te hayan manchado la ropa o incluso estés empapado de arriba a abajo pero eso es lo de menos. Si eres fotógrafo como yo preocúpate de la cámara porque la ropa se puede lavar pero el equipo no.

6.

Lleva un par de pañuelos de papel en los bolsillos. Tan pronto como puedas sácate uno y seca la cámara. Los primeros segundos son fundamentales, debes impedir que el mal sea mayor. Por ejemplo, si el líquido ha caído sobre la parte superior debes girar la cámara para que no penetre en el interior, ya sea en los botones o en los anillos del objetivo.

7.

Ten siempre en la mochila un ‘kit de emergencia’. En mi caso siempre llevo un paquete de pañuelos de papel y líquido para limpiar la lente. Lo primero de todo es secar la cámara. Para ello no dudes en esmerarte incluso desmontando el objetivo. Cualquier resto que quede en las hendiduras puede significar la pérdida de la pieza por oxidación o dificultar la limpieza del servicio técnico si la bebida que se ha derramado tiene azúcares.

A día de hoy todo mi equipo, tanto cámaras como objetivos, tienen heridas de guerra por este motivo, botones que están apegados y anillos que van tan duros que si hace mucho frío ni siquiera se pueden deslizar. Si tienes dinero no hagas esto. Yo, no puedo permitirme gastar billetes de 100 cada vez que tengo un percance, así que sigo adelante como puedo.

8.

Tras secar todo comprobar que la cámara se enciende. Lo mejor sería esperar al día siguiente para encenderla pero si tienes que continuar el reportaje no te queda otra.

9.

Probar los parámetros básicos: funcionamiento de zoom, enfoque, disparo, etc. Y limpiar la lente. Yo siempre llevo un filtro para proteger el objetivo y me ha salvado muchas veces ya no de rayar el objetivo sino de perderlo para siempre.

10.

Si todo funciona bien continuar haciendo fotos como si no hubiera ocurrido nada. O lo que dirían algunos: el anticonsejo. Este es uno de los aspectos donde se demuestra la profesionalidad de un fotógrafo. Suelo decir que ocurra lo que te ocurra la gente no debe notarlo y este es el control emocional al que me refería antes. Yo esta penúltima vez volví a salir a la pista para seguir haciendo mi trabajo con los dos anillos del zoom rajados y el anillo de enfoque partido.

No me las quiero dar de ‘superpoderoso’ o como se quiera llamar, más bien me demostré a mí mismo que podía hacer fotos enfocando manualmente, ya que quienes trabajamos en eventos sabemos que el enfoque automático es nuestro aliado porque es imposible calcular distancias cuando una foto la haces con la persona a un metro, la siguiente a metro y 70 centímetros y la otra a metro y medio. La preocupación por las consecuencias del impacto de un vaso sobre mi objetivo iba por dentro, pero nadie notó nada excepto las personas a las que se lo conté, siempre hay que tratar a la gente con una sonrisa.